Crítica
"Nació en San Marcos, Cajamarca, en 1963. Pertenece a la primera promoción de la Escuela de Formación Artística “Mario Urteaga “de Cajamarca. Ha recorrido el país rescatando el valor estético del paisaje peruano y su cultura viva, que ha plasmado en lienzos y murales. Ha pasado por diversos aspectos de la actividad profesional investigando, y ha centrado gran parte de su interés por la realidad de nuestra patria. Sus obras, de excepcional calidad, se encuentran en colecciones particulares y en instituciones de nuestro país y el extranjero.
Cuando Ramiro Vigo no está pintando, está mirando el mundo con ojos sensibles, vibrando en su experiencia vital. No busca la fama, no le gusta la gente exaltada; valora en el hombre la capacidad de dominarse, el estado de ánimo tranquilo y firme. Es generoso, noble, a veces irónico y rebelde.
Hay tres elementos esenciales en la obra de Ramiro Vigo: la naturaleza, pródiga; la mujer, elemento femenino en su condición de madre; y el pasado patrimonial peruano, pero no como un recuento sino como soporte de nuestro presente y a la vez como ideal.
Los símbolos de Ramiro Vigo no son solamente las imágenes, el código variado, y estilizado; es además el color rojo (llimbe) de nuestras tierra. Rojo del atardecer andino. Rojo en todas sus gamas y matices. Ramiro cuenta que aprendió a apreciar la belleza de este mundo jugando entre los crepúsculos rojizos y entre las tierras encarnadas, los paisajes de su niñez, allá en Río Seco y Matara, cuna de sus ancestros. Al respecto, nos dice: “El paisaje y los temas pictóricos de las costumbres de nuestros pueblos me obsesionan, así como el Perú profundo desde épocas remotas y que trato de interpretar a mi manera en forma simbólica… El color rojo me apasiona desde niño, desde que mis asustadizos ojos descubrieron mi tierra natal”.
Desde el corazón, la gratitud de los andinos por su arte; porque esta es nuestra querencia, nuestro gentío, nuestra vertiente" ( por el escritor Carlos Cabrera Miranda)